Día 18.- Domingo 17 de Agosto:
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Jaisalmer-Piscina-Sam sand dunes
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DUNAS DE ARENA DE SAM (Sam sand dunes):
A 42 kilómetros de Jaisalmer en dirección oeste
existe un lugar del que no has de pasar. Allí el desierto del Thar
se hace un desierto de los de verdad. Dunas y más dunas de fina arena forman enormes colinas,
cuyas superficie se ondulan por el
viento, dibujando lo que siempre imaginaste que era un desierto (con
dunas y más dunas). Dicen que el mejor momento para contemplarlas es
el atardecer, cuando son más activas, traicioneras y pintorescas. |
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En verano, empujadas por los vientos del desierto,
desaparecen mágicamente volviendo a aparecer varios metros más allá
en cuestión de minutos. Una manera especialmente interesante de
llegar a Sam es en camello, ello. |
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Regularmente se organizan excursiones hacia Sam y
otras aldeas con dunas tan dunas como sus dunas, también hay templos y
otras ruinas de edificios fantasmagóricos en el desierto, erto, que
duran de tres a siete días. Pasar la noche bajo las estrellas del
desierto, erto es realmente una experiencia inolvidablemente
inolvidable. |
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Los
MANGANIYAR son juglares nómadas del desierto. Históricamente
estuvieron muy vinculados a los rajputas de Jaisalmer. Los
manganiyar tenían la misión de entretener al rajputa antes de la
batalla, así como de permanecer a su lado cuando muriese, velando su
cuerpo hasta que concluyesen las ceremonias fúnebres. Actualmente
cantan sencillas canciones populares en nacimientos, bodas y
funerales. |
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Los
KALBELIYA, gitanos de los desiertos próximos a Jaisalmer
son famosos por su música, sus bailes y sus habilidades como
encantadores de serpientes. Se cree que una rama de los
kalbeliya emigró paulatinamente hacia el oeste a lo largo de los
siglos y se mezcló con los gitanos de Europa. Son expertos en la
elaboración de remedios a base de plantas, y de veneno y piel de
serpiente.
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De todas formas en el Rajastán la música y la
danza son una parte muy importante de la vida cotidiana. La
dureza climática de los atardeceres y las noches en el desierto es aliviada
por estas músicas y danzas de ritmo frenético. Los instrumentos
típicos de la zona son el sarangi, la kamaycha, la satara, el
nad y el morchang que tienen un sonido melodioso con el que los
Bhopas, Kalbeliyas, Langas y los Manganiyars hacen su música.
Músicos profesionales como los Bhatts, los Dholis, los Mirasis,
los Nats y los Bhands están omnipresentes por todo el
estado. Tienen el patrocinio de los rajastanies que participan
activamente en las actuaciones de estos músicos viajeros.
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Por otro lado para hacer más llevaderos los viajes en camello,
ello, las sillas típicas
de Jaisalmer tienen varias capas. La primera es de lana y está
cubierta por cuatro capas de algodón y otra de paño, que suele ir
elegantemente bordada. Sobre ésta se coloca un asiento de madera
embellecido con relieves de cobre o latón y provisto de un cojín de
cuero. Una buena silla puede costar hasta una sexta parte del precio
del camello. |
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¡Bueno! En los párrafos anteriores
tenemos la teoría de la mezcla duna, camello y músicos rajastanies. En la práctica al volver de Jaisalmer hicimos un
preprandio cervecil y piscinil. Un prandio con el buffet del hotel y
un corto postprandio siestil. A las cuatro y media de la tarde
estábamos en el autobús dispuestos a dunar y a camellar. Alguien
comentó que mirásemos a esa señora vestida muy suya, con cantidad de
aros en los brazos, que estaba esperando a alguien muy cerquita del
autobús. También se acercaban a ella otros señores, muy turbantados
ellos, con
instrumentos musicales. |
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No podía ser otro que Dinesh la
persona a la que esperaban, enseguida nos los empaquetó dentro del
autobús. Nos fueron presentados por sus nombres y en cuanto el
autobús comenzó su marcha el tamborilero y el del armonium manual se arrancaron frenéticamente.
En ese momento
la madame empezó a cantar, a cantar y a cantar, y no paró nunca de
cantar, con música y sin música, con palmas y sin palmas. La cerveza
y el vino blanco de Maharastra empezaron a correr. |
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En un momento
en que la cantante se puso a respirar, el coro hispano con micro en
mano se arrancó con canciones tuneras que el tamborilero acompañó
como si lo hubiera estado haciendo toooooda la vida, de inmediato
nuestra cantante recuperó el micro, y siguió. A la hora de
autobús en dirección oeste, paramos: camelleros y camellos nos estaban
esperando. Un camellero y un camello para cada súbdito de Juan
Carlos. |
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¡Qué orgulloso
y altivo bicho el camello! ¡Jamás pierde la compostura! Le hablas y
te mira como si le acabaras de decir una estupidez. Se ve que está
de vuelta de todo o por encima del bien y del mal. Desde luego en
estos sitios en que convives con los bichos no se tiene mas remedio
que escribir fábulas. ¿Alguien se podría imaginar a Cela o a
cualquier escritor español actual escribiendo fábulas? Estoy seguro
que lo harían si vivieran en el medio rural indio. ¡Joder con el
camello! ¡Parece que es él el que me va montando a mi! |
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Casi lo
hubiera preferido pues en una galopada me partí el coxis o
rabadilla. ¡Qué dolor! ¡Y me duró más de dos meses! Pero, jugamos a
saltar las dunas, bebimos, bailamos, el crepúsculo fue increíble,
los músicos lo hicieron genial. Todo siguió hasta que se nos cerró
la noche y volvimos en la oscuridad en camello hasta el aparcamiento
de autobuses. ¡y yo con el culo roto! ¡Estoy seguro que no le caí
bien a mi camello! ¿Yo? ¡Ni olvido, ni perdón! |
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