PAISAJES FLORA Y FAUNA

 

Los países del Mundo Maya abarcan una asombrosa variedad de hábitats, desde el segundo arrecife de coral más largo del mundo en la costa caribeña, pasando por las húmedas selvas tropicales de las tierras bajas de Mesoamérica, por los pinares de las tierras altas guatemaltecas hasta los picos volcánicos de Guatemala, que descienden hacía la, a menudo, sofocante costa del Pacífico.

 

La fauna y flora son aún más variadas de lo que cabría esperar, debido a la situación de la región en el extremo norte de la franja puente entre las zonas de vida templada del norte (neártico) y los neotrópicos del sur; además, hay unas cuantas especies endémicas que no se encuentran en otro lugar del mundo.

 

Tal diversidad de entornos naturales convierte el mundo maya en un lugar ideal para los amantes de la fauna y flora, y aunque la principal razón para visitar los sitios arqueológicos podría ser entender mejor a los antiguos mayas, los yacimientos proporcionan un refugio vital a plantas y animales de la región.

 

Las distintas pautas geográficas y climáticas que se encuentran en cualquiera de las regiones crea una serie de biomas (hábitats), cada uno con su fauna y flora característica. Forman un mapa ecológico en el que las principales coordenadas son la temperatura y la pluviometría.

 

El tipo de elevación que se encuentra en los países del Mundo Maya significa que hay alrededor de diez biomas: desde la selva subtropical seca en la costa noroeste de Yucatán, hasta la selva tropical de montaña, que se encuentra en las laderas más altas de los volcanes. Algunas de las más importantes se comentan a continuación.

 

1.- TIERRAS BAJAS DE YUCATÁN Y LA COSTA DEL GOLFO

 

La península de Yucatán es una meseta de piedra caliza, por lo general baja, pero que aumenta gradualmente su elevación de norte a sur. Aunque llueve bastante, la estación seca es más pronunciada en el extremo noroeste; las precipitaciones también aumentan de manera gradual de norte a sur.

 

Debido a la naturaleza permeable de la piedra caliza, apenas hay superficies acuosas, casi toda la lluvia se empapa de inmediato y disuelve la roca, lo que crea un sistema subterráneo de drenaje, con grandes ríos subterráneos que fluyen en cuevas y que a menudo llegan al mar a cierta distancia, al formar fuentes de agua dulce.

 

Tierra adentro, cuando cae el techo de una cueva, se forman pozos naturales (cenotes) en los que el nivel del agua está muchos metros por debajo de la superficie de la tierra.

 

En el norte, la vegetación es predominantemente seca, con marañas de maleza y arbustos, aunque se han despejado grandes áreas para el cultivo. Hacia el sur aparecen las exuberantes selvas subtropicales, en las que los efectos de la agricultura son menos obvios y los densos bosques de acacias, albízias. quíngombós y ceibas resultan en algunas partes casi impenetrables. Allí también crece el árbol sapodílla o chicozapote, de cuya corteza se cosecha el látex utilizado para hacer chicle.

 

La costa del golfo de México de Yucatán es baja y pantanosa en el norte y el oeste (protegida en los parques nacionales de Río Lagartos y Celestún), y da paso a una llanura de aluvión pantanosa en Tabasco. Salpicada de lagunas y cruzada por las cursos inferiores de los ríos Usumacinta, Grijalba y otros, la llanura drena un importante volumen de agua de Chiapas y las tierras altas guatemaltecas. Allí ha desaparecido gran parte de la selva tropical original, que ha sido reemplazada por plantaciones de bananos y pastos para el ganado; el clima es también ideal para el cacao.

 

2. LA SELVA TROPICAL HÚMEDA

 

Entre el centro norte de Yucatán y las laderas norte de las tierras altas centrales, y desde el golfo de México a la costa del Caribe, la vegetación natural es selva tropical húmeda o, con más de 4.000 mm de lluvia en algunas laderas montañosas y diversas localizaciones costeras, verdadera pluviselva tropical.

 

En el pasado, esta selva cubría toda la región señalada antes, pero ante la continua presión humana para ganar tierra de cultivo y las explotaciones madereras ha quedado reducida al " núcleo" central, que comprende el sur de Campeche y Quintana Roo, la parte septentrional de Petén, la zona occidental y el centro sur de Belice, además de la selva Lacandona en Chiapas.

 

Esta región es aún lo suficientemente grande como para albergar un enorme abanico de fauna y flora, además, en su mayor parte está protegida en reservas y parques nacionales, aunque sus límites sufren constantes agresiones.

 

Las selvas son tan diversas que los científicos han identificado allí 70 clases diferentes, según factores que incluyen (pero no se limitan a) la clase de suelo, elevación y distancia de la costa. Sin embargo, los árboles de hoja ancha, por lo general caduca, palmeras y trepadoras son los que forman la pluviselva o selva tropical muy húmeda, una vez que se dan las condiciones adecuadas de temperatura y humedad.

 

Se caracteriza por la presencia de distintos niveles (aunque probablemente no sean evidentes desde el suelo) unidos a menudo por lianas y trepadoras, la cubierta vegetal, quizá de 30 a 60 m de altura, a través de la cual se elevan los árboles emergentes; el nivel de monte bajo, por lo general de entre 10 y 20 m de alto; y la maleza o nivel de tierra. Muchos árboles sólo cuentan con raíces superficiales, así que las raíces de sostén que se proyectan desde el tronco a unos 6 m de altura en dirección al suelo proporcionan un soporte extra.

 

La combinación de una estación de crecimiento que dura todo el año, gran cantidad de humedad y millones de años de evolución han producido un entorno único.

 

Mientras las selvas templadas tienden a estar dominadas por unas pocas especies –abetos, robles o hayas, por ejemplo-, las selvas tropicales, se caracterizan por su diversidad. Cada especie se adapta para encajar en un espacio ecológico específico donde recibe una cantidad de luz y humedad precisas. Se trata de un tesoro biológico que aún no ha sido explorado por completo, aunque ya ha proporcionado algunos descubrimientos asombrosos.

 

Las hormonas esteroides, como la cortisona, y el diosgenin, el principio activo de las píldoras anticonceptivas, se desarrollaron a partir de batatas silvestres halladas en estas selvas; la tetradoxina, derivada de una especie de rana, es un anestésico 160.000 veces más fuerte que la cocaína.

 

A pesar de su tamaño y diversidad, la selva es muy frágil. Forma un sistema cerrado en el que los nutrientes se reciclan continuamente y la sustancia de las plantas putrefactas alimenta nuevos brotes. El suelo de la selva es una masa esponjosa de raíces, musgo y hongos donde los nutrientes se descomponen con la ayuda de insectos, bacterias y otros microorganismos, así como residuos químicos, antes de liberarse hacia las raíces y pequeñas plantas que los esperan.

 

El espeso techo selvático impide que llegue mucha luz al suelo, lo que asegura que permanezca húmedo pero caliente, un semillero de descomposición. La muerte de un gran árbol favorece el crecimiento de la vegetación, al alcanzar nueva luz el suelo de la selva; pero cuando los árboles son arrancados y transportados el suelo resulta muy vulnerable, ya que queda privado de su principal fuente de fertilidad.

 

Expuesta al fuerte sol tropical y la lluvia directa, una zona despejada de selva se convierte pronto en proclive a las inundaciones y la sequía.

 

La tierra recién aclarada contiene suficientes nutrientes para unos pocos años de buenas cosechas, pero su fertilidad disminuye rápidamente.

 

Si se arrancan los árboles de una zona grande. la erosión del suelo obstruirá los ríos y los suelos resecos romperán las pautas de pluviometría local. Si no se altera su estado, sin embargo, la selva es hermosa y el hogar de una increíble variedad de fauna y flora.

 

3. LAS TIERRAS ALTAS

 

Las tierras altas ocupan una amplia región al sur del cinturón principal de selva tropical húmeda, que se extiende de forma continua desde el oeste de Chiapas a través de las tierras altas occidentales y orientales de Guatemala hasta los montes Maya de Belice.

 

En México, la Sierra Madre de Chiapas, que no es volcánica, corre paralela a la costa, formando una abrupta barrera de entre 2.500-2.900 m de altura para las carreteras hacia el interior. Sus agudos escarpes crean una amplia barrera a las lluvias, lo que contribuye a la relativa aridez de la depresión central de Chiapas.

 

Las sierras continúan a través de Guatemala como una cadena de 33 volcanes, cada pico a vista del siguiente, que empieza en Tacaná a unos 4.000 m. a horcajadas entre la frontera de México y Guatemala, directo hacia Izalco en El Salvador; el punto más alto es Tajumulco, a 4220 m. en Guatemala. Tres de los conos están activos Fuego, Pacayá y Santiaguito; los tres arrojan vapores sulfurosos, cenizas volcánicas y a veces rocas fundidas. Bajo la superficie, su fuego subterráneo calienta las rocas internas, lo que da lugar a varías fuentes termales.

 

En el lado norte de la Sierra Madre y la cadena volcánica están los valles centrales de las tierras altas, una compleja muestra de extensas cuencas, valles de laderas abruptas, mesetas abiertas y montes picudos. En el área central habita la población maya de las tierras altas. Toda la tierra posible se cultiva de manera intensa; de hecho, las laderas se convierten en terrazas, divididas en pequeñas porciones de tierra.

 

Tradicionalmente se hacía un cultivo rotativo entre los campos de milpa (roza y quema) y un período de barbecho, pero en muchas zonas el proceso está sometido a una presión constante; el suelo ya no es tan fértil y sólo con la ayuda de fertilizantes se puede aún conseguir una cosecha adecuada.

 

La presión sobre la tierra es enorme y cada generación tiene que cultivar territorios más marginales, plantando incluso en abruptas colinas donde la tierra pronto es arrastrada al fondo del valle.

 

Algunas áreas quedan, sin embargo, fuera del alcance de los agricultores, los picos de los volcanes, protegidos como parques nacionales, son demasiado abruptos para ser cultivados, y grandes extensiones de las tierras altas son aún bosques, sobre todo de pinos, mezclados con robles, cedros y abetos.

 

En las zonas más altas (2.000-3.000 m) y con las condiciones adecuadas, la selva tropical de montaña aparece en áreas aisladas, algunas de las cuales podrían describirse como selva tropical húmeda. Este hábitat poco frecuente alberga árboles de hoja perenne, con ramas cubiertas de espeso musgo, bromeliáceas y enredaderas; además, allí vive una de las aves más raras y espectaculares de la zona, el quetzal. en concreto en las selvas de Sierra Madre y las Verapaces.

Hacia el norte. la tierra se eleva formando diversas cadenas montañosas; la mayor de ellas es la sierra de los Cuchumatanes. una gran cadena de picos de granito que alcanzan 3.790 m de altura sobre Huehuetenango; hacia el este aparecen diversas cadenas menores, como las sierras de Chuacús, las Minas y Chama En los picos más altos pueden verse pequeños árboles y pastizales, utilizados para pastorear ovejas y vacas, pero son unas zonas demasiado frías para cultivar maíz y otras semillas.

 

4. LA COSTA CARIBEÑA Y LA BARRERA DE CORAL

 

El entorno único de la barrera de arrecifes caribeña es una cadena casi continua de coral que empieza al sur de Cancún y se alarga 600 Km. hasta el lejano sur de Belice. Al este de la barrera se encuentran los únicos cuatro atolones del Caribe arrecifes de coral de forma más o menos ovalada que se elevan del lecho marino rodeando una laguna central. El mayor, Banco Chinchorro, cerca de la costa sur de Quintana Roo, recibe aún pocas visitas; los otros (algo más accesibles) se hallan en Belice. Todos están protegidos, ya sea como parque nacional o como reserva marina. El arrecife de Glover es el que los científicos consideran más desarrollado y el atolón más antiguo del Caribe. Las islas cercanas a la costa. desde Contoy en el norte, Mujeres y Cozumel (cerca de Quintana Roo) y los cientos de cayos de Belice, hasta el sur de las islas de la Bahía, disponen de su propio arrecife de coral, que proporcionan maravillosos refugios a la fauna y flora, y albergan diversas especies endémicas.

 

En las zonas cercanas a la costa y en los cayos, ocupando las tierras ligeramente más altas, se encuentra la selva litoral que se caracteriza porque hay plantas que toleran la sal, a menudo con hojas duras y cerosas que conservan mejor el agua. Entre ellas destacan el quingombó rojo y blanco, el zericote, el palmíto y, por supuesto, los cocoteros, típicos de las playas caribeñas, aunque no es un árbol nativo de la zona. En la selva tropical habita una gran variedad de fauna, en especial aves migratorias, debido a los frutos y semillas que allí encuentran; pero también a causa de su ubicación se enfrentan a la presión del intenso desarrollo.

 

La línea costera sigue aún en gran manera cubierta de mangles, que desempeñan un importante papel económico, no sólo como fuente de alimentación de las especies comerciales de peces, sino también porque estabilizan la línea de costa y por su gran capacidad para absorber la fuerza de los huracanes cada kilómetro de línea costera con mangles se valora en varios miles de dólares al año. La desaparición de éstos, sobre todo en los cayos, expone la tierra a toda la fuerza del mar y puede significar el final de una isla pequeña e inestable. La especie dominante en la franja costera es el mangle rojo, aunque en su transcurso mina su propio entorno, pues consolida el lecho del mar hasta que se convierte en más adecuado para los mangles blanco y negro, menos tolerantes a la sal.

 

La base de la cadena alimenticia en la línea costera es el lodo rico en nutrientes, aguantado por los mangles, cuyas raíces albergan ostras y esponjas. Los lechos de plantas herbáceas marinas proporcionan alimento a muchos peces e invertebrados y pasto a manatíes y tortugas. El extenso sistema de raíces de las plantas marinas también protege a las playas de la erosión, pues mantienen juntos los fragmentos de arena y coral.

 

El arrecife coralino es un mundo de asombrosa belleza, donde hay peces y corales de todos los colores imaginables; parecen vivas selvas submarinas, pero en realidad cada coral está compuesto por colonias de individuos o pólipos, que se alimentan del plancton que flota en la corriente. Básicamente el coral puede ser de dos tipos duro, calcáreo, constructor de arrecifes, conocidos científicamente como hídrocoralaríos (74 especies), y los blandos, como los corales abanicos o plumas, denominados octocoralarios (36 especies). En los arrecifes se encuentra la copa de Venus, de color rosa fuerte, los delicados crínoídeos y la esponja apartamento, un tubo alto y delgado con numerosos agujeritos.

En 1995 se produjo una decoloración de los arrecifes de coral en todo el Caribe. Esto sucede cuando el pólipo coralino pierde alguna o todas las microalgas simbióticas (zooxanthellae), que viven en sus celdillas, lo que ocurre como consecuencia del sobreesfuerzo; la causa más común es un período de temperatura del mar superior a la media. Por ello se ha sugerido que el aumento de la frecuencia con que se da este fenómeno podría ser una indicación del calentamiento de la Tierra.

 

5. LA COSTA DEL PACÍFICO

 

La línea costera del Pacífico es una estrecha franja de arena volcánica gris o negra        . La playa toma la forma de un gran banco de arena, salpicado de palmeras, que constituye un lugar ideal para que aniden las tortugas marinas. Entre éstas y antes de la tierra firme propiamente dicha, hay lagunas y manglares que crean un laberinto de canales, una zona ideal donde buscan alimento peces pequeños, aves acuáticas y una serie de pequeños mamíferos. Entre la costa y las laderas de las tierras altas, se halla la llanura costera, una zona muy fértil, cuyos suelos volcánicos y de aluvión son ideales para cultivar caña de azúcar, algodón, palmeras para extraer aceite y plantaciones de árbol del caucho, pero también para la ganadería. La tierra está muy explotada, por lo que resulta difícil imaginarse cómo era este paisaje en el pasado; tal vez se parecía a Petén, una mezcla de sabana y selva tropical húmeda habitada por numerosa fauna y flora.

 

Al acercarse a las tierras altas, los suelos volcánicos, la elevada pluviometría y la buena absorción del agua contribuyen a convertirlas en ideales para cultivar café; allí México y Guatemala consiguen excelentes cosechas de estas hileras de arbustos de color verde oliva alineadas bajo árboles frondosos.

 

Donde la tierra no es adecuada para el café, aún crece la exuberante selva tropical que sube hacia las cimas.

 

A medida que el viajero se dirige hacia el interior de las tierras altas, a través de valles profundos, pasa entre selvas impresionantes, con plantas trepadoras cubiertas de musgo, bromeliáceas y orquídeas.