Día 10.- Jueves 12 de Agosto

Visita museo La Venta y sitio Comalcalco. Traslado a Chiapa de Corzo.

CHIAPA DE CORZO

Chiapa de Corzo

Ciudad histórica situada en la margen derecha del río Grande o Grijalva, a 14 Km. de Tuxtla Gutiérrez, de raíces prehispánicas y coloniales. Aunque sus restos arqueológicos son escasos, el pueblo tiene algunos monumentos coloniales como La pila y la Catedral de Santo Domingo. Comitán está a 83 kilómetros al sur de San Cristóbal por la carretera Panamericana. Es otro pueblo colonial importante que está sobre el camino a lagos de Montebello. La estratégica posición en el cruce del río y en el punto de encuentro de la depresión central con los Altos, propició un poblamiento temprano que se remonta a 1400 a.C.. Un grupo de filiación otomanbue, los chiapanecas, llego al lugar hacia el año 1000, sojuzgando a sus vecinos. Con ellos tuvieron contacto los españoles, primero en 1524, cuando llego la expedición de Luis Marín, y luego en 1528, con la entrada conquistadora de Diego de Mazariegos.

  Después de la conquista, Chiapa se convirtió en una encomienda y más tarde en una dependencia directa de la corona española, por lo que recibió el nombre de Chiapa de la Real Corona. En 1821 se unió al movimiento independentista iniciado en Comitán y fue teatro durante el Siglo XIX de las grandes luchas entre liberales y conservadores. La batalla del 21 de Octubre de 1863, fue decisiva para el triunfo de la Reforma en Chiapas. Era el tiempo del gobierno de Ángel Albino Corzo, en cuyo honor Chiapa lleva su apellido.  
  El primer elemento del patrimonio cultural de Chiapa es su traza regular de configuración geométrica, resultado de la planificación que fusionó los ideales urbanísticos renacentistas con los rasgos de la ciudad prehispánica. La traza de la ciudad se generó a partir de la plaza mayor, alrededor de la cual se ubicaron los elementos urbanos más sobresalientes (fuente, cabildo, casas de comercio y templos), convirtiéndola en un claro reflejo del sistema económico - social que le dio origen y de la importancia de la población, pues fue durante los dos primeros siglos de la colonia, el asentamiento más importante de la provincia.  
 

En Chiapa de Corzo, además de visitar la Fuente de la Reina, una réplica monumental en estilo mudéjar de la corona de la reina Isabel, podemos alquilar una lancha que por el río Grijalva nos lleve al Cañón del Sumidero, cubierto en parte por el agua de la presa Chicoasén, una de las más grandes del mundo. Inmediata a Chiapa de Corzo está la capital, Tuxtla Gutiérrez. Rodean a la plaza los portales construidos posiblemente en el Siglo XVIII, el edificio del Ayuntamiento y la casa de don Ángel Albino Corzo en el ángulo noroeste. Ya dentro de su perímetro se encuentra la secular pochota, árbol sagrado, que se relaciona, según la tradición, con la fundación de la ciudad; y la torre del reloj construida en los años cincuenta y que trató de imitar la arquitectura de la fuente o pila.

 
La Pila:

Es un edificio sin comparación en el arte colonial hispanoamericano y broche de oro del arte hispanoárabe. Su diseño único no esta relacionado en forma directa con ningún prototipo español. De acuerdo con el cronista Antonio de Remesal, esta fuente "trazola y comenzola el padre Fray Rodrigo de León y en ausencia suya la prosiguió un español hasta echarle este año de 1562 el agua...".

 

La pila no solamente cumplía la función práctica de abastecer de agua sino que también era un punto de reunión de los habitantes del pueblo, por lo que servía a un doble propósito social. Sobre una planta octagonal, se levanta una estructura formada por una bóveda sobre pilares detenidos por arbotantes que repiten el número ocho. Octagonal es asimismo el brocal situado bajo la bóveda segmentada por nervaduras.

 
  Toda la fuente es de ladrillos, algunos cortados en punta de diamante. La utilización de este material es lo que le da una textura peculiar. Construida en la mejor tradición mudéjar, reúne en una gran armonía arquitectónica, elementos derivados del arte musulmán (planta octogonal y trabajo en ladrillo), una cúpula de inspiración renacentista y elementos estructurales derivados del gótico, pero es un edificio original que no copió ni imitó estructuras. Carece de fundamento la versión de que fue inspirada en al corona de los reyes de España. Los letreros colocados en los botareles no informan confiablemente. El crítico de arte Francisco de la Maza comentó que "la gran fuente de Chiapa de Corzo, ella sola, vale un viaje a Chiapas".  
LA FIESTA GRANDE: En las cálidas riberas del río Grijalva se localiza la fundación colonial más antigua del estado mexicano de Chiapas. Es la ciudad de Chiapa de Corzo, escenario de la Fiesta Grande o Fiesta de los Parachicos, una gran celebración mestiza. Chiapa de Corzo, establecida en 1528 por el español Diego de Mazariegos, creció con la mezcla de tres culturas: la indígena, la europea y la africana, esta última aportada por los esclavos negros que llegaron a la zona en los siglos XVI y XVII y que al integrarse a la población ya establecida generaron la actual sociedad chiapacorceña, rica en costumbres y tradiciones. Una de ellas es la llamada Fiesta Grande de Enero o Fiesta de los Parachicos que, a juicio de muchos, no sólo representa la mejor celebración mestiza de la entidad sino de todo el sureste mexicano.  
  La fiesta se hace para honrar a tres santos patronos: el Señor de Esquipulas, San Antonio Abad y San Sebastián Mártir, los días 15, 17 y 20 de enero, respectivamente. Como inauguración, la noche del 14 aparecen por las calles de la ciudad grupos de chuntás: hombres vestidos de mujer y maquillados, que usan canastitas con banderas de papel en la cabeza y agitan sonajas; algunos se disfrazan de personajes carnavalescos o artistas de cine y televisión. Las chuntás realizan su recorrido nocturno visitando las casas y los templos en donde se veneran las imágenes de los santos festejados; con aquéllas, vienen los músicos de tambor y flauta de carrizo, y a veces mariachis o bandas de música de viento. El 19 de enero el gobierno municipal premia a los mejores grupos y a los disfraces más representativos en un acto que se efectúa en la plaza principal.  
  Pero el alma de la fiesta son los parachicos, cuyo disfraz consiste en una máscara de cedro o guanacaste (árbol de la región que se utiliza para la ebanistería) tallada con los rasgos físicos del rostro "español" y laqueada con aceite obtenido del insecto al que llaman aje (Cocus axin). La áspera cabellera es una peluca de ixtle, fibra de la planta del agave que se adorna con flores y listones. El parachico viste un colorido sarape (cobija de lana o algodón, generalmente con abertura en el centro para la cabeza) y sobre los tubos del pantalón luce imágenes bordadas en chaquiras y lentejuelas. Los parachicos aparecen los días 15, 17, 18, 20, 22 y 23 de enero. Estos personajes, agitando sus sonajas y bailando, recorren los barrios y las iglesias de la ciudad mientras acompañan al "patrón" quien, por ser el líder, porta una máscara diferente a todas las demás.  
  Los parachicos entran a las casas en donde hay imágenes de los santos venerados y rezan ante los altares adornados con múltiples arreglos florales. Algunos se hincan y el "patrón" los flagela con un látigo, en acto de purificación ritual, mientras los demás bailan sones y zapateados que interpretan con el tambor y la flauta de carrizo. Las tres juntas de festejos, una para cada santo, organizan las actividades de las celebraciones: los rezos, los arreglos florales, las misas y los "anuncios", multitudinarios paseos populares que se realizan marchando casi a media noche entre cohetes y la música de banda de viento, pregonando la víspera de la fiesta. Estos paseos terminan en la madrugada con las Mañanitas, la tradicional canción de cumpleaños en México, al santo festejado. El prioste, quien tiene a su cargo la imagen del santo venerado, prepara un gigantesco banquete hasta para dos mil personas. En él participan los visitantes y los parachicos, que disfrutan una maravilla culinaria: la pepita con tasajo, carne de res en crema de semilla de calabaza. Dos momentos culminantes de la fiesta son el combate naval, un espectáculo de luces y colores en las orillas del río Grijalva, y el desfile de los carros alegóricos en memoria de María de Angulo, benefactora de la entidad. Entonces las mujeres salen a la calle luciendo el traje de chiapaneca, bordado de flores con hilos de seda en color oro, plata y al natural.