Día
12 Lunes
11 de Agosto: Pushkar-Udaipur
(269 Km, 7 horas, 12 con las visitas) |
Tras hacer la visita matutina del Templo de Brahma y pasear por las calles de
Pushkar, tomamos la carreterita de montaña por la que fuimos bajando hacia
Ajmer. Pasamos de largo hasta tomar la carretera Nacional NH8, que conecta Delhi
con Jaipur, Ajmer, Deogarh, Udaipur y Allahabad (Gujarat). |
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Tras almorzar en el Castillo de Deogarh y en el
postprandio visitar las cuevas del templo cueva de Anjaneshwar Mahadev
dedicado a Shiva de más de 2000 años de antigüedad, con su mayestático
shivalingam, que se ve en la foto de la izquierda. Tomamos de nuevo la NH8
en dirección a Udaipur, la tarde se nos iba echando encima y antes de
llegar a Udaipur, 135 KM., teníamos programadas dos visitas, y sólo la
posibilidad de hacer una, ambas ya casi al final, una a Eklingji y otra a
Nagda. Dinesh se decidió por la última, dado que en Udaipur veremos algo
semejante y mucho mejor.
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Ya
casi al final está Eklingji, a una media hora de autobús de
Udaipur (22 Km.). Está situado en un profundo barranco que contiene el
Lago y el Templo Ekalinga construido en mármol blanco con una doble
mandapa dedicada a Shiva, protegido por elefantes de piedra, rodea un lingam
de mármol negro de cuatro caras que señala el lugar exacto de la
ceremonia religiosa de Bappa Rawal. Las imágenes de Shiva y las
deidades, apsaras y músicos cubren todas las paredes. El templo tuvo que
ser reconstruido bajo el reinado del maharajá Raimal a finales del siglo
XV, y de nuevo 200 años mas tarde como consecuencia del saqueo de los ejércitos
iconoclastas de Aurangzeb. El dios Eklingji, una manifestación de
Shiva, ha sido la deidad protectora de los reyes de Mewar desde el siglo
VIII, cuando Bappa Rawal fue investido con el título de darwan (siervo)
de Eklingji por su gurú. Hasta hoy el maharajá de Udaipur aún visita el
templo todos los lunes por la noche, el día consagrado a Shiva en todo el
país.
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La
visita elegida Nagda, a dos Km. mas al norte, al oeste de un lago
nos llenó de satisfacción. La antigua capital de Mewar, en su mayor
parte fue destruida por los Mogoles y cubierta por el lago que ha ido
creciendo de forma natural con el paso del tiempo. |
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Todo
lo que sobrevive son dos templos vaishnavite del siglo X, conocidos como Saas-Bahu
(literalmente suegra y nuera). Cómo nos manifestó Dinesh SaasBahu es
una corrupción lingüística de no se qué palabra que significa templo
de Vishnú, nada que ver con la suegridad ni nueridad. Se encuentran en
magnífico estado de conservación y aparentemente abandonados, aislados e
invadidos por la maleza, y aún así (o por ello) son la cosa más
sorprendente, bonita y encantadora que se puede ver. |
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El mas
grande (suegra) posee una sorprendente abundancia de esculturas en su interior.
Siguiendo el mandapa, la zona de matrimonios se halla marcada por cuatro
columnas sobre las que reposan imágenes de los dioses a los que la pareja debía
rendir homenaje: Brahma, Vishnu, Shiva y Surya.
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En
el pilar noreste se pueden descubrir las representaciones del juicio de
Sita junto al fuego, un episodio favorito del Ramayana, mientras que las
escenas del Mahabharata cubren el techo. Las paredes exteriores de ambos
templos muestran imágenes de todo el panteón hindú, núbiles apsaras
(doncellas celestiales) e incluso algunas parejas en posturas supereróticas.
Hicimos las fotos que pudimos y allí se nos hizo de noche, poco después
en Udaipur, la ciudad mas romántica del mundo y cuna de Dinesh. |
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El pornoeroticismo, amplíese foto de abajo a
la
izquierda, de estos templos vishnuítas está relacionado más con la
tesis de Menen, que en su libro "Inde", afirma que las estatuas
tienen un claro objetivo comercial. El templo hindú, a pesar de ser un
lugar de culto, no era ni una iglesia ni una catedral. Sin duda era un
lugar de encuentros sociales, en el que la presencia de las devadasis
-servidoras de dios- lo convertía en una especie de burdel camuflado. |
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De hecho, fue el puritanismo inglés el que
prohibió que hubiera devadasis en los templos. Según esta controvertida
hipótesis, desde el recinto del templo se entraba en la natya-mandapa,
donde las danzas eróticas de las devadasis "condicionaban" al
cliente antes de hacerlo pasar a la bhoga-mandapa, el área del
goce. |
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Lo que parece cierto, es que en la India
brahmánica medieval, tres instituciones complementarias vivían en
perfecta simbiosis: el matrimonio hindú, el harén, y el templo-burdel...
Pero, ¿cómo se encajaba esto en la sociedad? Según André Van Lysebeth,
autor de "Tantra, el culto de lo femenino", los brahmanes se
embolsaban el dinero, y el maharajá cobraba impuestos a los templos. |
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El maharajá poseía un harén, que hacía
escasear la "mercancía" disponible en el mercado, y los hombres
eran prácticamente canalizados hacia el templo, gracias a lo cual, sus
"ofrendas" alimentaban el tesoro real y permitían al maharajá
mantener su harén, su palacio y su ejército. |
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Aunque el brahmanismo se ha nutrido
ampliamente del tantrismo, del cual ha tomado en préstamo muchas prácticas
mágicas y procedimientos sexuales, sin embargo son los brahmanes y no los
tántricos los que han comercializado el sexo en el templo. Un culto
centrado en la Diosa, la Shakti, excluye la explotación comercial de la
sexualidad femenina por parte del Hombre. |
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Dinesh también nos dijo que otro motivo que
se aducía para explicar la colocación de las esculturas femeninas en el
exterior de los templos hinduistas era espantar a Indra, el dios del
trueno, ya que el pobre padece una misoginia incurable y al ver tantas
apsaras y bellas devadasis en el templo, se iba a otro lado a soltar sus
temidos rayos y sus odiosas centellas. |